Es una devoción muy antigua en nuestra Iglesia. Nuestro Señor está verdaderamente presente en cuerpo, sangre, alma y divinidad.

Las Bendiciones con el Santísimo tienen lugar casi todas las semanas del año en muchísimos sitios.  Es una manifestación en concreto que se tiene con el Señor Sacramentado en muchas parroquias, los días jueves y en otros sitios también el día sábado y se incluye una Salve a la Virgen como una forma de devoción a nuestra Señora.

La tradición empieza en el siglo XIII-XIV y es como una consecuencia del pensamiento católico que notan que necesitan tener más detalles de cariño con el Señor.

¿En qué consiste? Se saca al Señor Sacramentado sobre el altar, algunas veces en el copón y cuando es Bendición Solemne, se lo pone en la Custodia y una vez en el altar, se rezan allí unas estaciones, se adora y después se da la Bendición.

“La presencia de Jesús vivo en la Hostia Santa es la garantía, la raíz y la consumación de su presencia en el mundo”.

“No comprendo cómo se puede vivir cristianamente sin sentir la necesidad de una amistad constante con Jesús en la Palabra y en el Pan, en la oración y en la Eucaristía. Y entiendo muy bien que, a lo largo de los siglos, las sucesivas generaciones de fieles hayan ido concretando esa piedad eucarística. Unas veces, con prácticas multitudinarias, profesando públicamente su fe; otras, con gestos silenciosos y callados, en la sacra paz del templo o en la intimidad del corazón”. Es Cristo que pasa – San Josemaría